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lunes, 1 de octubre de 2012

Avance de Valtan II: El pacto de Sionian

Era de esperar. Tarde o temprano debía de ocurrir que la segunda parte de mi historia fuera llegando a su fin. Y qué mejor manera que ofreceros un pequeño avance (siempre provisional) de lo que podrá verse en ella, para ir abriendo boca. ¡Gracias y disfrutad del adelanto!




Duat
 

I

Silencio. Oscuridad. Cuatro paredes limitando el espacio. Una sala solitaria y sin vida salvo por un gran objeto central de cristal del que rezumaba vapor verde manzana. Su interior contenía algo aún más misterioso que crispaba aún más su atmósfera; un cuerpo sumergido en líquido.
Vestía de negro, con piel blanquecina y cabellera azabache. Ojos cerrados, parecía inconsciente. Se trataba de Killian, aunque en algún lugar recóndito de su cabeza, mantenía una firme conversación con sus pensamientos. Sus planes. Sus deseos.

“Perdonadme. Tuve que hacerlo, no me quedaba otra alternativa. Quería que todo volviese a la normalidad, que fuéramos igual que los demás, pero con ese estado no llegaríamos a ninguna parte. Aún pienso en lo que hice y me arrepiento. Me arrepentiré toda mi vida. Aunque no todo está perdido.
Yo soy dueño de mi destino, nadie puede cambiar eso por mí. Por eso he decidido darle un vuelco a mi vida, empezar desde cero sin importar lo que pueda dejarme atrás.
Maldigo el día que Valtan se cruzó en mi camino, vejo a todos sus seres, odio a todas sus razas. Por su culpa, mi vida se convirtió en una mísera estampa imborrable dentro de mi cabeza. Decidme, ¿os gustaría vivir solos, sin nadie en quien confiar o en quien apoyaros? ¿Queréis que suprima vuestras raíces y os dé la ínfima oportunidad de subsistencia? Pues eso es lo que haré. Solo dadme tiempo para que me convierta, para que evolucione. No es fácil llegar a ser un Darcy, ni olvidar tu vida anterior, pero vosotros pagaréis mi ira con creces. Sufriréis carnalmente mis pecados. Todo por volver a ser el que un día fui. Para volver a ser lo que fuimos. Volveremos a ser, una familia normal.”

Una puerta se abrió, un ser con la cabellera dorada caminó entre la oscuridad hasta llegar a la altura del recipiente. Depositó una de sus manos en el cristal helado mientras que con la otra portaba una túnica blanca. Mael miraba ilusionado su última adquisición, Killian. Observaba detenidamente cada milímetro de su cuerpo, se centraba incluso en la independencia que adquiría cada cabello en aquel fluido. Comenzaba a quererlo como si fuese suyo.
Por un momento dejó de admirar a aquel chico que levitaba inerte en el agua para centrarse esta vez en un pequeño tarro reposaba a los pies del enorme envase que acogía a Killian. Su interior contenía un líquido un tanto extraño, presentaba un burbujeo que incitaba a pensar que tenía vida propia. De color blanco y textura espesa, era bastante repugnante.
Cogió el tarro que temblaba para vertirlo sobre el recipiente que guardaba al ex Rowan.
Rápidamente se mezclaba con el líquido de forma homogénea aunque había algo extraño ahí. El blanco precipitado comenzó a expandirse por todo el recipiente a gran velocidad, comiéndose a su paso toda el agua transparente que restaba. En poco tiempo, Killian fue envuelto en un blanco gorgoteante sin que se distinguiese su figura.
A Mael le empezaron a brillar los ojos cuando una nueva reacción se produjo ante él. Por arte de magia, todo el color inmaculado se transformó en un rojo sangre. Entonces, el burbujeo dejó de producirse, y aquel fluido volvía a calmarse.
Tiempo después, cuando el proceso parecía haber terminado  y el recipiente presentaba en su totalidad ese color rojo sangre, una nueva reacción se dio para, que de sopetón, todo ese color rojizo pasase ahora a ser transparente nuevamente. Ahora sí podía vislumbrarse su interior pero dentro del recipiente ya no había nadie. ¿Dónde estaba Killian? ¿Cómo se había esfumado?
El agua se congeló repentinamente, resquebrajando a su paso el recipiente de cristal que lo contenía. Dicha presión hizo que se rompiese en pedazos, cayendo todo el congelado al suelo y partiéndose en pequeños trocitos. Hubo un golpe seco y grave que se diferenció del resto.
Los pies descalzos de Mael se vieron salpicados por los fragmentos de hielo, aunque no le importaba en absoluto. Su mirada no había cambiado ni un ápice, la centraba en las porciones, que esparcidas por toda la sala, iluminaban con luz propia como si fuesen estrellas caídas del cielo. Una iluminaria pobre pero suficiente para observar con detenimiento un esclarecedor final.
Como un camaleón, así lo definió Mael. Al someterse a dicho tratamiento, Killian consiguió hacerse invisible por un momento, de ahí que se explicara su repentina desaparición y el sonido grave y seco que se escuchó. El cuerpo del chico hizo acto de presencia al parpadear intermitentemente. Aparecía y desaparecía entre esos trozos de hielo. Poco a poco esa intermitencia fue suprimiéndose, todo volvió a la normalidad. Killian seguía tirado en el suelo e inconsciente, aunque eso sí, con cambios visibles. Su piel ya no era pálida como la de un Rowan, había vuelto a la normalidad, su ropa negra había desaparecido también, ahora se encontraba desnudo.
Cuando su cuerpo terminó de amagar con espamos de transparencia, fue trasladado por el propio Mael en sus brazos hasta una camilla que surgió al iluminarse la sala con los trozos de hielo esparcidos por el suelo. La túnica blanca que trajo Mael consigo sirvió para tapar el cuerpo desnudo de Killian, así cuando despertase podría servirle como atuendo.
Con eso, Mael dio por concluido el acto, marchándose del lugar con una sonrisa en la cara y sin decir ni mu. Sólo tenía que esperar a que Killian despertase.
El pasillo que recorrió al salir de la sala se encontraba escasamente iluminado, igual que ésta. Debía sabérselo de memoria para no tropezarse con nada y andar tan pancho con semejante lugubridad. Su cabeza, lejos de preocuparse por donde pisaba, se centraba en los siguientes pasos de su plan.

––Qué ganas tenía de que terminase el Duat. Después de esto, Killian se convierte oficialmente en un Darcy más. A partir de ahora, un nuevo amanecer se presenta ante nosotros ––decía Mael sonriendo––. Con él en mis filas podré centrarme en el verdadero objetivo; Asgeir y Keled. Temblad, porque vuestros días de gloria han llegado a su fin.

Y ese nuevo amanecer al que se refería Mael parecía haber llegado también al reino de Valtan. Mientras el Darcy iba cumpliendo sus propósitos exitosamente, la batalla entre Rowan y Aziz parecía cobrar una nueva perspectiva. Tanto Asgeir como Keled eran conscientes de lo que significaba ese nuevo alba en plena batalla.

2 comentarios:

  1. Increible! Mas ganas aun deq salga jajaja
    Me declaro fan de valtan...y de los darcy xD

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  2. Increible! Mas ganas aun deq salga jajaja
    Me declaro fan de valtan...y de los darcy xD

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